domingo, 6 de marzo de 2011

ESTOICISMO

El estoicismo, fundado por Zenón de Citio en el año 301 a.C., es un movimiento filosófico, el cual también aporta una visión diferente sobre el mundo de la ética y la moral.

Surge con cierta proximidad al cinismo, con el que guarda una gran relación. Así su teoría ética se centra en el desarrollo de las siguientes virtudes:
-          Apatía: falta de ganas, de vigor o energía. Para los estoicos, la verdadera felicidad reside en la virtud de la indiferencia. La virtud se satisface a sí misma: el sabio, en contra de los fugaces placeres se afianza en la virtud de la indiferencia ante los apremios de la sensibilidad.
-          Ataraxia: Imperturbabilidad, inmovilidad interior, impasibilidad. Para los estoicos es una virtud la quietud absoluta del alma, que es, la cualidad de los dioses y el ideal del sabio. El hombre sabio se afirma frente a sus pasiones y soporta los dolores y penalidades propias. Es el dominio sobre la propia sensibilidad. El verdadero sabio encuentra en la virtud de la imperturbabilidad un escudo contra los embates del mundo exterior. Es el equilibrio completo frente a las contradicciones de la vida.
-          Autarquía: significa autosuficiencia absoluta. El individuo se define asimismo moralmente, sin necesidad de la comunidad.

Según los estoicos, la naturaleza es ordenada y racional, y sólo puede ser buena una vida llevada en armonía con la naturaleza. Los filósofos estoicos, sin embargo, también se mostraban de acuerdo en que como la vida está influenciada por circunstancias materiales el individuo tendría que intentar ser todo lo independiente posible de estos condicionamientos. La práctica de algunas virtudes fundamentales, como la prudencia, el valor, la templanza y la justicia, permite alcanzar la independencia conforme el espíritu del lema de los estoicos, “Aguanta y renuncia”. La conducta correcta solo es posible en el seno de una vida tranquila conseguida gracias a la imperturbabilidad del alma, es decir, mediante la insensibilidad hacia el placer y hacia el dolor. De ahí, que la palabra estoico haya llegado a significar fortaleza frente a la dificultad.

Un rasgo distintivo del estoicismo es su vocación cosmopolita. Todas las personas son manifestaciones de un espíritu universal y deben, según los estoicos, vivir en amor fraternal y ayudarse de buena gana unos a otros. Mantenían que diferencias externas, como la clase y la riqueza, no tienen ninguna importancia en las relaciones sociales. Así los estoicos reconocían y preconizaban la fraternidad de la humanidad y la igualdad natural de todos los seres humanos.

En un vistazo general, los estoicos nos aportan un modo de vida muy austero y sencillo, vivido desde la autonomía y la racionalidad como base, dominando las emociones y sin hacerse ilusiones sobre el futuro. Teniendo en cuenta esto principios conseguiremos una vida efectiva y asertiva. Pero, en cambio, dejaremos de lado los placeres, afectos y pasiones, los cuales son también valores y hay que saberlos apreciar en una justa medida, sin exagerarlos ni reprimirlos.

A continuación, podemos observar un vídeo en el que se da una pequeña nuestra de cómo uno de los representantes del estoicismo, el cordobés Séneca, propone una solución frente a la ira basada en la serenidad y en la no fijación de ilusiones en el futuro. A su vez, se presenta el ejemplo de su muerte, como la expresión más representativa de paz, tranquilidad y austeridad.



Por último, añadir unas citas, también del filósofo Séneca acerca del estoicismo, las cuales dicen:

-          «Es feliz, por tanto, el que tiene un juicio recto; es feliz el que está contento con las circunstancias presentes, sean las que quieran, y es amigo de lo que tiene; es feliz aquel para quien la razón es quien da valor a todas las cosas de su vida».
-          «Niego que las riquezas sean un bien: pues si lo fuesen, harían hombres buenos; ahora bien, como lo que se encuentra entre los malos no puede llamarse un bien, les niego ese nombre. Por lo demás, concedo que han de tenerse, que son útiles y proporcionan grandes comodidades a la vida».
-          «Seguir la vida mejor, no la más agradable, de modo que el placer no sea el guía, sino el compañero de la voluntad recta y buena. Pues es la naturaleza quien tiene que guiarnos; la razón la observa y la consulta. Si conservamos con cuidado y sin temor nuestras dotes corporales y nuestras aptitudes naturales, como bienes fugaces y dados para un día, si no sufrimos su servidumbre y no nos dominan las cosas externas; si los placeres fortuitos del cuerpo tienen para nosotros el mismo puesto que en campaña los auxiliares y las tropas ligeras (sirven para servir, no mandar)».

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