sábado, 26 de febrero de 2011

UNA UTOPÍA, UN SUEÑO... UNA REALIDAD



Como bien decía  el increíble y espectacular John Lenon, uno de los mejores cantantes del siglo XX, la vida es un sueño, solo consiste en imaginar. Pero cuando hablamos de imaginaciones, también nos estamos refiriendo a deseos, pasiones que intentamos cumplir y poner en práctica (aunque se nos vaya la vida en ello). Sin duda, son utopías.
Pero dicho de un modo más técnico, ¿qué es una utopía?

Si nos vamos a un diccionario y buscamos el término utopía encontraremos que su definición corresponde con un proyecto, idea o sistema irrealizable en el momento en que se plantea. Junto a esto, aparece un ejemplo bastante representativo y crítico a la vez: hoy por hoy, la igualdad social es una utopía. Con este enunciado venimos a decir que la igualdad y, por tanto, la dignidad de los seres humanos no es más que un simple proyecto irrealizable en espera de poderse llevar a cabo. Pero, ante esto, ¿por qué no actuamos para que los grandes valores universales se pongan en práctica y dejen de ser una utopía?  ¿Por qué no conseguimos cambiar el significado de utopía para que deje de ser un una idea irrealizable a ser un proyecto ya realizado? ¿Por qué no aportamos nuestro granito de arena para que el ejemplo de utopía de los diccionarios pase a poner: hace mucho, mucho tiempo, la igualdad social era una utopía? Bueno, o lo que suena aún mejor, ¿por qué no hacemos que no sea posible encontrar ejemplos de utopías irrealizables?

Es por todo esto, por lo que he llegado a plantearme, como hasta antes nuca había hecho, mi ideal de utopía, un mundo de todos y para todos. Para ello, simplemente valdría con desarrollar los valores de igualdad, libertad, respeto, solidaridad,.... de una forma  espectacular por encima de las expectativas de las sociedades actuales. Y, junto a ello, dejaríamos de lado otros valores como el egoísmo, el liderazgo, en definitiva, todas las injusticias. De este modo, no habría nadie superior ni inferior a nadie, todas las personas y de todas las razas serían respetadas a un mismo nivel, se haría el amor y no la guerra.

Pensar en un mundo con estas características parece, sobre todo en los tiempos que vivimos, más bien un sueño que una realidad. Pero repito, al igual que al comienzo de esta reflexión, que todo está en nuestras manos. Si nosotros aceptamos que nos dominen y hagan con nosotros lo que se quiera, seguiremos sumidos en una crisis, no solo económica me refiero, de la cual no podremos salir. En cambio, si no dejamos el cuerpo y la mente muerto y actuamos todos en masas, por poco que sea lo que cada uno aporte, podremos cambiar la realidad y llevarla a ser esta ansiada realidad utópica.

Para encontrar un ejemplo claro de lo que digo, no hace falta más que mirar hacia los Estados árabes, como es el caso de Egipto, Túnez o Libia, donde toda la población, cansada de ser tratada como objetos por sus gobiernos , sin ningún tipo de derechos ni libertades, se ha opuesto a sus respectivos regímenes en busca de una realidad más real y cada vez menos utópica.

Para terminar me gustaría añadir una palabras del escritor uruguayo Eduardo Galeano que resumen de una forma breve y precisa lo que supone para mí una utopía:  

"La utopía está en el horizonte. Camino dos pasos, ella se aleja dos pasos y el horizonte se corre diez pasos más allá. ¿Entonces para que sirve la utopía? Para eso, sirve para caminar."

No hay comentarios:

Publicar un comentario